«La razón secreta por la que los textos largos suelen vender más que los breves es simplemente el tiempo. Cuanto más tiempo permanezca el cliente potencial en mi tienda…

Cuanto más tiempo invierta en mi propuesta, más probabilidades tendrá de
comprar».

Dan Kennedy

Por esto los centros comerciales parecen cárceles.

Sin relojes. Sin ventanas. Con luces que iluminan siempre con la misma intensidad.

Lo hacen así para que tus ritmos circadianos estén más perdidos que un daltónico jugando al Twister.

Y ante semejante complot, es fácil que pases más tiempo dentro, comprando cosas que no querías al entrar.

Porque, ya que estamos aquí… «aprovechamos» ¿no?

Otro ejemplo de esto es el Mercadona, que ahora tiene mesas para que comas dentro.

O Zara, que está abriendo sus propias cafeterías.

¿Y qué me dices de los laberintos de IKEA?

Joder, que hasta te dan un mapa para que no te pierdas.

El objetivo de todos estos mostros es evidente: que pases más tiempo dentro, que participes más, que te involucres más, que te intereses más… que compres más.

Tiene sentido, ¿no crees?

Pues todavía hay gente que cuando lee mi página de ventas piensa que es demasiado larga.

O que mando demasiados emails.

Está claro que estas personas todavía no entienden que la venta raramente se produce en un mete saca rápido.

¿Puede pasar? Puede pasar.

Pero es infinitamente más rentable introducir a las personas en tu mundo.

Y una vez allí, ofrecer tus productos una y otra, y otra, y otra vez.

Aportando una pizca de entretenimiento, otra de valor y una última de promoción.

Exactamente lo mismo que acabas de encontrar aquí.

Si te gustaría que hiciera lo mismo con tu lista de correos:

Copywriting radical

Un abrazo,

Jesús, Copy de bata blanca