Cómo conseguí un cliente sin vender nada

Sí, el asunto del email es verdad. Esta es la historia:

 

Era una mañana nublada (como no puede ser de otra forma en Asturias).

Estaba preparando mi café de especialito cuando un amigo en común me dijo que un negocio local me llamaría.

Necesitaban que alguien llevara su niusleter.

 

Por lo que me contó mi infiltrado, yo no era su primera opción.

Venían rebotados de una agencia marketiniana que les había hecho otro servicio (de forma regulera), y les había pasado un nuevo presupuesto por el tema del email.

Un presupuesto que más tarde pude comprobar que estaba escrito en gaélico (de verdad, era infumable).

 

Durante toda la llamada solo hice dos cosas:

La primera fue lanzar algunas preguntas para averiguar si realmente valía la pena trabajar con ellos.

Y lo segundo fue mantener la boca cerrada. Creo que de media hora mi intervención total fueron cinco minutos.

 

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que fue el cierre más sencillo que he hecho en mi vida.

Ellos mismos me dijeron sus puntos de dolor, las experiencias terribles que habían pasado y qué escenario buscaban.

Justo al final, cuando parecía que eso era más una terapia que una llamada de negocios, me preguntaron si entendía lo que querían.

Les dije que sí y…

Me pidieron el presupuesto.

El resto es historia (siempre quise decir eso, pero en verdad sí que logré trabajar con ellos y fue una gran experiencia).

 

¿Cuál es el punto de todo esto?

Buena pregunta.

El punto de todo esto es que no importa los libros que leas de ventas, PNL o neuromarketing.

El mejor discurso siempre te lo darán los clientes. Siempre.

 

Lo mejor que puedes hacer este 2025 es sentarte a hablar con personas a las que ya hayas resuelto sus problemas.

Con solo 30 minutos, tendrás cientos de perspectivas para orientar tus páginas.

Olvida la creatividad. Aplica eso y me cuentas.

Oh, espera, qué maleducado por mi parte. Si quieres lo aplico yo y te cuento:

Copywriting radical

Para no perderte ningún email, suscríbete aquí:

Jesús Bahamonde Copywriter de bata blanca